Éxodo. 17:8
Israel había pasado el desierto de Sin, en ese lugar tuvieron hambre y
como cosa rara empezaron a murmurar y añorar las ollas de comidas que supuestamente
comían en Egipto, es ahí donde Dios les da el maná, comida de Ángeles con la
cual se iban a alimentar durante 40 años en el desierto y cesaría de llover maná
cuando entraron a la tierra prometida.
Entre el desierto de Sin y el de Sinai es donde ocurren los hechos en
los que nos vamos a centrar:
1. Éxodo
17:2 nos habla que el pueblo tuvo un altercado con
Moisés, y por boca de el mismo al parecer fue fuerte ya que moisés habla de que
por poco lo iban a apedrear, después de haber visto las maravillas de Dios este
pueblo seguía dudando del cuidado de
Dios, dudando de su palabra, hablando despropósito y echándole la culpa a su
líder por lo que pasaba, el siervo de Dios consulta a Dios y expone su causa,
el no corre como una gallina sin cabeza sin saber que hacer, va a la fuente y
allí se revela lo que hay que hacer. Nuevamente ocurre un milagro brota agua de
la roca, al obedecer las palabras de Dios, me
llama la atención el ver 7 que dice que llamaron ha ese lugar Masah (prueba) y meribah (queja) y “tentaron
a Dios diciendo: está pues, Jehová con nosotros, o no”. Podríamos pensar
que este pueblo si era duro de corazón y a la verdad este pueblo era duro, pero
usted y yo hemos experimentado las misma actitudes que este pueblo tenia por
que en muchas ocasiones hemos pensado igual y hasta le hemos reconvenido al
señor en Jueces:6 11 al 13 Gedeon no le creyó y razonó como los israelitas
en el desierto y como nosotros “¿si Jehová esta con nosotros porque pasa esto?”
en otras traducciones dice: “perdóname señor o por favor mi amo”
si Jehová estuviera con migo…
2. Éxodo
17: 12 nos dice que después
de que paso esto entraron en escena un pueblo
llamado Amalec quien peleó con ellos, los amalecitas eran descendientes
de Esau, el mismo que no valoró la primogenitura y la cambio por un planto de
lentejas, Israel no provocó a este pueblo nómada si no que ellos incitados por
Satanás le hicieron la guerra al pueblo de Dios Deuteronomio 25: 17al19 nos contextualiza lo que ocurrió, Amalec atacó a los débiles, fatigados y cansados en
la retaguardia. En otras versiones de la biblia habla de que Amalec espero y
sorprendió a Israel en la marcha, no ataco a los guerreros, a los fuertes, si
no que por detrás como un cobarde ataco a los rezagados, los exhaustos y
cansados del camino. El Señor enfatizó que Amalec no tuvo consideración por Él
ni por el estatus especial de Su pueblo. Según los rabinos, Ester 3.1 Aman
fue identificado como un amalecita, las tradiciones judíos identifican el término
agagueo con Agag Rey amalecita ejecutado por Samuel 1
Samuel 15:32, además a través de la
historia se a identificado sangre amalecita entre otros enemigos de Israel,
incluyendo a Hitler.
Que podemos aprender y practicar en beneficio de
nuestra vida espiritual:
1. Éxodo 17: 16 Dios juró que destruiría a Amalec. Pero luego en Deuteronomio 25:19, Dios ordenó a Su
pueblo que lo destruya, es responsabilidad de nosotros exterminar el mal que
nos ataca cuando estamos débil y fatigados en el desierto. Romanos 12:21 y hebreos 12 1 nos muestra lo que tenemos
que hacer, según una interpretación rabínica de Génesis 27:22 “: "La voz es la voz de Jacob, pero las manos
son las manos de Esaú." Esto significa, que cuando Jacob se afloja en la
tarea del estudio de la Torá ,
en oración y en buenas obras, las manos de Esaú se fortalecen. También
nosotros, cuando nos debilitamos en nuestro servicio a Dios, el espíritu de
Amalec gana fuerza Por eso, es responsabilidad del pueblo de Dios de vivir en
santidad para privar al espíritu de Amalec el poder que necesita para ser
victorioso.
2. En la frase “te
salió al encuentro” de Deuteronomio
25:18. La palabra “encuentro” viene
de la palabra hebrea karja, que
significa literalmente “coincidencia.” Esto indica que la filosofía de Amalec
propone que no existe diseño o providencia divina, sino sólo suerte o destino.
En romanos 8:30 nos habla del diseño
y los planes de Dios.
3. Luego de que el pueblo judío experimentara una
asombrosa demostración de poder de Dios, su relación con Dios fue marcada por
repetidas dudas e incredulidad. Fue esa duda la que dejó al pueblo judío
susceptible a los ataques de Amalec.
4. 1 Samuel 30. Allí nuevamente encontramos la cobardía de los
amalecitas, quienes atacaron al pueblo mientras David y sus hombres se
encontraban luchando en otra parte, llevándose cautivas a las mujeres y a los
niños. Sin embargo, David los alcanzó y retomó los cautivos y el botín, y
destruyó a todos los amalecitas, excepto algunos que escaparon. Estos versículos nos muestran como lloraron
hasta que se les acabo las fuerzas y luego le echaron la culpa a David, pero
David no se descontroló, si no que consulto a Jehová, el verdadero hijo de Dios
ora busca la dirección de Él.
5. Éxodo 17: 11 y
12 nos muestra algo importante cuando nuestras
manos se cansan Amalec prevalece contra el pueblo. Levantar las manos es una señal universal de rendición y
sumisión. Cuando las alzamos delante del Señor estamos reconociendo que nos sometemos completamente a su voluntad.
Alzad vuestras manos al santuario y bendecid al Señor” (Sal 134:2). Es también una señal de un anhelo profundo de adorar a Dios. “Escucha la voz de mis súplicas, cuando clamo a ti, cuando alzo mis manos hacia tu santo templo” (Sal 28:2).
Es además simbólico de la sed espiritual que sentimos por Dios. “Extiendo mis manos a ti; mi alma tiene sed de ti, como una tierra sedienta” (Sal 143:6).
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